lunes, junio 20, 2011

A PALABRAS NO NECIAS, OÍDOS NO SORDOS

El idealismo ha dejado de ser banderola del 15MCeutí. Aquello que empezó como un suspiro utópico, ya se ha convertido en la certera realidad de aquel que vive con la idea de que todo puede cambiar. Me pregunto, quién puede negarse a las transformaciones, si cualquier cambio implica evolución. Entonces, qué tipo de institución no quiere evolucionar. Evolución y Revolución, en estos momentos se topan más coincidentes que nunca. Dice Bertolt Brecht que las revoluciones se producen en los callejones sin salida. Este callejón donde se halla nuestra sociedad ansía encontrar una escapatoria, pero quién decidió alojarnos en este tipo de vía. Nosotros. Nosotros somos culpables de aceptar una sumisión absoluta, vasallos de un Estado aparentemente democrático que agoniza ante el silencio apático de sus ciudadanos, fieles a la ley de ojos que no ven, “alma” que no siente. Sin embargo, el alma encerrada en esta calle, necesita gritar, y  de momento, lo conseguido con estas voces ha sido ensordecer a todo aquel que nos gobierna.
En nuestra ciudad, Juan Vivas escucha a los que no hablan, y ensordece ante los que opinan. Desde el 15 de Mayo, ciudadanos ceutíes, no hemos dejado de gritar pacíficamente aquello que deseamos. Concentraciones, manifestaciones, y numerosas asambleas han servido como excusas para intentar ser atendidos bajo una serie de principios inherentes a la honradez. Ninguno de aquellos que tienen la obligación de escuchar, lo ha hecho. Bueno, para ser justo es necesario reconocer que Yolanda Bel y José Antonio Carracao se han interesado por lo reivindicado, pero de forma pasiva.  No obstante, Juan Vivas, no ha mostrado un ápice de interés, y mucho menos una reflexión pública. Tal vez, esté demasiado ocupado repartiendo consejerías y viceconsejerías, entre consejeros de exigua preparación, y viceconsejeras que hacen de la arrogancia su educación. Todo ello como el que juega una partida de naipes, ¿Qué jugador de cartas no hace fullerías? El economista que fue revolucionario en sus años universitarios no iba a ser menos, y mientras nosotros nos dejamos las voces, él, cual prestidigitador omnipresente, hace aparecer a una Carolina Pérez, sí, esa que antes hizo desaparecer tras una cortina de menosprecios hacia los musulmanes ceutíes. Y lo peor de todo, es que nada es producto de nuestra imaginación. Todo es pura realidad. La realidad de nuestra Ceuta.
No sólo me indigno por estos paradójicos juegos de una presidencia, atienda a la ideología que atienda, es substancial recordar que el Movimiento es apolítico. Además, me indigno por el silencio como dispositivo de amparo. Pero el mutismo no puede durar siempre y llegará un momento que se necesite dialogar, conocer e implicarse con el Pueblo, yo también soy Pueblo, yo también soy Estado. Aunque me niego a formar parte de lo que Nietzsche afirma como tal; Estado llamo yo al lugar donde todos, buenos y malos, son bebedores de venenos: Estado, al lugar en que todos, buenos y malos, se pierden a sí mismos: Estado, al lugar donde el lento suicidio de todos se llama “la vida”. Formar parte de este Estado sería estar reconociéndome como moribundo, y en estos momentos, mi voz se siente más viva que nunca. Por eso, invito a nuestro considerado Presidente a la reflexión, al diálogo, a la admisión de ciertos principios que nos encaminan hacia el éxito. Escuche, Oiga, atienda, pero sobre todo, sienta.

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