miércoles, julio 20, 2011

¿ES NECESARIO EL DARIYA COMO LENGUA DE APRENDIZAJE?

(Artículo publicado en la Revista Siglo XXI en Julio)

Se ha conocido la leve mejoría formativa que han dictaminado las pruebas de diagnóstico que se realizan todos los años a los alumnos de los centros escolares de Ceuta, y que aún así, siguen situando a la ciudad en la cola de la calidad educativa. El sector pedagógico debería preguntarse dónde está realmente el problema de la escasa calidad y dejar de debatir sobre las próximas vacaciones de Semana Blanca, mientras los Sindicatos se insultan, y los docentes se enervan por el aumento de horario en sustitución de compañeros de otras materias.
Dejémonos de excusas, la principal causa es el método utilizado por maestros y profesores durante el aprendizaje. Ceuta no es comparable a otras ciudades de nuestra nación, entre sus singularidades se halla que más del 50% del alumnado son arabófonos, es decir, su lengua materna es el dariya (dialecto árabe hablado en el Norte de Marruecos y Ceuta), y se encuentran con una lengua de aprendizaje, además de constitucional, que es el español. Como afirma Verónica Rivera en Importancia y valoración sociolingüística del darija en el contexto de la educación secundaria pública en Ceuta, los musulmanes ceutíes hablan un dialecto en clara desventaja respecto a la lengua española y, por otro lado, utilizan un dialecto débil frente a la lengua árabe culta. Es una situación complicada que trasciende de simples lenguas en contacto. Sin embargo, se podría sacar mucho beneficio si fuéramos conscientes de que cualquier lengua es el mejor bien que se puede poseer. Así, podríamos convertir el bilingüismo ceutí es un factor de éxito.
Esto no significa que se debiera cambiar la lengua de aprendizaje, ni exigir que los docentes fueran bilingües, aunque no estaría mal poder utilizar el dariya como recurso didáctico, es decir, si los docentes conocen vocabulario, expresiones, reglas gramaticales, etc. Pueden utilizarlo como vehículo para hacer llegar el concepto que en ese momento se esté explicando en clase, como le puede ocurrir a aquellos maestros y profesores que han estudiado el cómo utilizar la voz, la teatralización de lecturas, o elementos de motivación, es decir, como cualquier otro recurso, teniendo en cuenta que la lengua es mucho más importante porque es el espejo de cualquier cultura. No obstante, no ha de ser necesario para ser docente. Lo que sí debe ser conditio sine qua no, es la ruptura del rechazo que durante mucho tiempo los enseñantes han tenido hacia el árabe ceutí, es decir, eliminar todas esas frases hechas que suelan aparecer en nuestras clases: En mis clases sólo se habla español. Oye, ¿No me estarás insultando?, e incluso peores, pero que atienden a una actitud discriminatoria más que lingüística.
Otra de las condiciones que debiera ser exigida en la ejecución educativa, es la formación de todo docente que trabaje en Ceuta en un método didáctico que enseñe el estudio del español como lengua no materna. Un método que deje de darle importancia al análisis exhaustivo de los conceptos para aplicarse en la comunicación como acción necesaria en el aprendizaje de los alumnos. Es arduo plantear soluciones a la enseñanza ceutí, además muchas de ellas pueden ser inalcanzables, pero la mejora del docente sí, por eso abogo por un método fácil y aplicado a las singularidades de los estudiantes arabófonos de Ceuta, que todo docente debe dominar. Y si fuera necesario, dejar de realizar pruebas de diagnóstico a los alumnos y empezar a realizárselas a todos los maestros y profesores. La calidad de la educación ceutí cambiaría, y seguramente se dejaría de debatir sobre asuntos tan baladíes como las fechas vacacionales.

sábado, julio 16, 2011

LA PELÍCULA QUE QUISE VER Y NUNCA LLEGÓ A NUESTRO CINE: LA VIDA DE LOS PECES



La vida de Andrés es como la de los que están en la pecera. Se mueve constantemente pero sin demasiado sentido. Se ha convertido en un turista de profesión y de su propia vida. Con la memoria también tiene problemas, y en los 80 minutos que pasan entre su anuncio de que va a abandonar la fiesta de cumpleaños de un viejo amigo hasta que finalmente lo hace va a tratar de solucionarlos, aunque a las heridas, como escribió un famoso cantante argentino, “mejor dejarlas sangrar”.
El viaje del protagonista tiene una doble vertiente. Es por un lado un recorrido muy físico: la cámara no lo abandona prácticamente ni un segundo, transcurriendo la película en tiempo casi real. En este sentido, se asemeja a una excursión turística con explicaciones por el hipotético museo de la vida del joven. Pero hay también mucho de viaje mental en el hecho de que los diálogos que construyen el relato sean como compartimentos estanco, que jamás se interrumpen (con la excepción del que entabla con la anciana) ni se mezclan con otros. La secuenciación está organizada de tal manera que podría ser perfectamente un trazado imaginario y esquemático por el pasado de Andrés.
Este componente onírico se justifica además en la puesta en escena de Matías Bize, que ya filmó lo que básicamente era una conversación en En la cama (el film en que se inspiró Medem para su Habitación en Roma). En esta ocasión incorpora juegos y adornos lumínicos de inspiración asiática (recuerdan, principalmente, al cine de Wong Kar-Wai) y vocación metafórica. A ello hay que añadir el papel omnipresente de la música, usada sin ningún tipo de pudor con el objetivo de derretir el ánimo del espectador. En la fiesta de cumpleaños llega a aparecer una banda de pop, que suena como si estuviera tocando en el mejor de los auditorios.
Podemos afirmas por tanto que La vida de los peces no forma parte de ese cine que persigue la realidad, sino de aquel que busca las sensaciones, en este caso manifiestamente melancólicas. Bize no se ha arrugado a la hora de llevar sus recursos formales hasta el último extremo, y con su conocida capacidad para trabajar los diálogos a todos los niveles (escritura, dirección de actores y filmación), ha parido una de las películas más hermosas y memorables de los últimos tiempos.

jueves, julio 14, 2011

JARAMILLO, PON LA MÚSICA QUE QUIERAS... PERO EN TU CASA

Hubo un tiempo en nuestro País en el que un menudo gallego dictaba lo que se podía o no hacer, dando muestra de una ejemplar manera de disponer de la libertad, con la indiscutible intención de que jamás pudiera confundirse con el libertinaje. Su censura cultural fue un elemento clave en la duración de la hegemonía dictatorial. Si el pueblo desconoce lo que se leía, se escuchaba y se veía en el resto de Europa, resultaba mucho más pasivo. La incultura es la mejor forma de sodomizar a ritmo de melodías como El cara al sol, que compusiera Dionisio Ridruejo, entre otros, como tributo a la falange más espiritual, o El Padre Nuestro de cristianos que sostenían el cuerpo de Cristo en una mano, y con la otra disparaban al prójimo. Todo esto para ocultar letras tan pecaminosas como Te recuerdo Amanda de Víctor Jara o Amor Libre de Camilo Sesto.
Queda claro que fueron otros tiempos, y aunque me cueste llevarle la contraria a Karina; no cualquier tiempo pasado nos parece mejor, además no me imagino al dictadorcito en nuestro siglo fusilando al ritmo de reggeaton. Muchas calamidades han debido de pasar nuestros abuelos para obtener lo que hoy consideramos libertad. No creo que nos debamos encontrar frente a personajes con ansias de poder que quieran imponernos pequeñas o grandes cosas, da igual, imponer en conclusión, con la única finalidad de un reconocimiento público por sus dotes emprendedoras y no por sus méritos formativos.
Y como muestra un botón: ayer podíamos leer en los periódicos ceutíes la obligación impuesta por Salvador Jaramillo, ese comunicador mediático de nefasta maña para expresarse y que de repente toma decisiones en festejo, quiere imponer que todo el mundo disfrute de la misma música durante la feria hasta las dos de la madrugada, vayamos a la caseta que vayamos, disfrutaremos de lo mismo ¡Viva la diversidad!. Supongo que querrá conseguir que las sevillanas de los Cantores de Hispalis y las rumbitas encadenadas de Siempre Así conjuren para que las fiestas patronales tengan más esencia andaluza. Lunares y coches de caballos armonizando el ferial. Y sin duda, deberían eliminar nuestro suelo de cemento para conseguir que los botines acabasen manchados de albero mientras el gorrito cordobés va chocando con farolillos de Tío Pepe. En definitiva, un puro despliegue de arte andaluz, el único problema es que esto no es Andalucía, y si lo fuera gritaría al compás de Blas Infante ¡Viva Andalucía Libre!
Este miembro del gobierno cuyo curriculum presenta el dominio aparente del tres por cuatro, la promoción de algún que otro cuplé con la malaje del que hace uso del  gaditanismo fuera de Cádiz, y por supuesto, una colección de fotos que huelen a alcanfor que hacen las delicias de televidentes octogenarios. Todo ello a falta de una licenciatura en periodismo o en ciencias de la comunicación, que le capacitara para dar paso a un vídeo sin trabarse. Este afamado ceutí ha prometido una feria como se merece esta Ciudad e incluso ha asegurado que llenará sus cabellos con gomina para parecer un típico señorito andaluz. ¿Estas son las fiestas que nos merecemos? Parece que el ceutí está negado a la originalidad; parecemos un mercadillo de imitaciones baratas: en Carnaval somos gaditanos, en Semana Santa y en Feria, sevillanos o malagueños. ¿Existe algo que sea nuestro, además del chocolate Maruja?  
Es imposible hacer algo nuestro con esta censura encubierta. Si realizo la comparativa con la dictadura franquista no es porque tengan relación alguna Franco con nuestro presidente Juan Vivas y sus “vivadores”, sino porque intento demostrar que cualquier blindaje es negativo. Es necesario abrirse a la diversidad y empezar a respetar la libertad. Salvador Jaramillo eres libre de poner la música que quieras, siempre que sea en tu casa, pero no intentes imponer en la de todos; y la fiesta patronal es de todos. 

lunes, julio 11, 2011

RUBÉN CASADO, UN POETA CEUTÍ QUE HIERE AL LECTOR PASIVO



La palabra no solo se compone de la significación gramatical, también participa de una significación recóndita que suele enlazar con la experiencia estética. Anoche, mientras sudábamos ginebra en el Backstage, intentamos determinar en qué cosiste dicha experiencia; un asunto banal no es. Mi pensamiento, algo sometido por la destilación, se retrotraía a instantes donde había podido disfrutar de ella; pero con ese desasosiego de los que amamos la poesía, sentí cierto reparo en confesar que mis mayores experiencias estéticas habían venido de la mano de poemas, unos de mayor calidad y otros con menos, sin embargo todos ellos dejaron vestigios en mi inconsciente. Hoy reflexionando, sin afectación alguna, entiendo plenamente que la poesía sea el paraíso estético; transciende de lo lógico por el uso de esa significación latente que empapa cada palabra que componen los versos. Hablar de poesía es complejo; parece que tratamos de una variedad artística para minorías, aunque no podemos olvidar que hubo una época donde la lírica fue el best seller más codiciado. En cambio, en estos tiempos resulta muy complicado tener entre las manos poemarios de autores de nuestra generación, muy pocos son los afortunados, las editoriales al uso no desean hacerse cargo de un producto con escasa capacidad monetaria. Por eso, los poetas buscan nuevas fórmulas de edición, menos remuneradas, pero, indiscutiblemente, maneras que posibilitan el poder ser leído por todo aquel que lo desee con un simple clic.            
Y haciendo uso de la red, di con un poemario electrónico titulado Urbe desta Historia, donde su autor Rubén Casado, de origen ceutí, realiza una declaración de intenciones muy directa. Casi como la que voy a ejecutar siendo de esos que dicen después de un concierto que el bajo entraba tarde. Experimentar una lectura crítica de tu obra es verte reflejado en otro que, sin duda, algo ha visto en la composición para perder un preciado tiempo escribiendo determinaciones siempre subjetivas, una vez que se ha asumido que lo objetivo no existe.  En el prólogo de Urbe desta Historia se explica que está compuesto por poemas de suma agudeza que alcanzan con la precisión de una bala; puede que lo pretendido por el poeta sea herir a un lector algo pasivo que se deja llevar por una sociedad impasible. Rubén Casado realiza una serie de reflexiones a través de descripciones urbanas, totalmente cotidianas, pero que toman conciencia poética al ser focalizadas. Algunas reminiscencias ochenteras que recuerdan al decadente poeta Leopoldo María Panero, sobre todo en relación al malditismo más intrínseco. Una frialdad compositiva elegante como se puede observar en Imaginarium y un uso del vocabulario sin pretensiones, que suele ser lo que pierde a los poetas. Me gusta la sencillez expresiva, la facilidad del verso sin ataduras que recuerdan más a una prosa estética que a composiciones líricas.
En cambio, si Rubén Casado persigue un diálogo con el lector, creo que le falla la fórmula; expone su reflexión con una conclusión valorativa –moralista en muchos casos- sin dar opción a que se le dé una respuesta tras la lectura: parece ser una conversación consigo mismo sobre temas, algunos intrascendentes, otros no tanto, en palabras propias del poeta; cosas en las que fijarse alrededor de lo que no pasa nada, pero que indudablemente no buscan respuesta. La pregunta generalizada sería qué pretende el poeta cuando expresa su experiencia. Octavio Paz responde que la poesía quiere cambiar la vida. No piensa embellecerla como piensan los estetas y los literatos, ni hacerla más justa o buena, como sueñan los moralistas. Mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo. El poeta ceutí consigue consagrar a través de la palabra elementos tan insignificantes como el retrovisor de un coche, un tocadiscos o una calle, un mundo tan cercano como lejano. Desde el punto de vista de un lector de poesía, y ahora crítico, creo que le falta arrojar algo más de profundidad lingüística a sus versos, dotarlo de ese halo prodigioso que busca la ansiada experiencia estética, y que sólo con cierta poesía puede conseguirse.
Gracias por Urbe desta Historia (Cliquea y comienza su lectura)
Gracias por demostrar que Ceuta no es una ciudad vacía de poesía.

sábado, julio 02, 2011

JOSÉ SILVA, UN ARTISTA MULTIFUNCIONAL EN LA SALA



José Silva, un artista que domina las disciplinas artísticas más relevantes; pintura, danza, música, composición poética… El día 30 de junio cerró su exposición pictórica Sombra y Sueño con una performance denominada Una Caricia de Seda que Hiere donde se podía contemplar la convergencia de dichas artes. Siempre he pensado que los artistas multifuncionales desbordan demasiado su talento en intentar dominar varias actividades sin destacar particularmente en ninguna de ella, pero los años me han hecho dejar de catalogar al verdadero artista en poeta, pintor, actor. La persona que ama el arte y además tiene cierto don para reproducirlo, se ha de llamar artista sin más apelativos.  Este tipo de espectáculos, a los que en Ceuta no estamos muy acostumbrados y que gracias a La Sala podemos disfrutar, hacen fluir una corriente de energía muy conmovedora en ambas direcciones, la del artista y la del público. Lástima que la poca difusión prive a las personas de asistir a un instante de creación, además irrepetible.  

El show trataba en cierta forma de sincronizar con una corriente surrealista, donde el sueño ejerce una experiencia de pura catarsis, pero este debe estar sumido en inconsciencia, y esta característica quizá fuera la que le faltara a su espectáculo, demasiado consciente en representar algo inconsciente. La poemas interpretados a través de la danza y la voz, todos de producción propia, excepto el clásico Los placeres Prohibidos de Luis Cernuda, que se cataloga dentro de su etapa más surrealista, etapa que compartió con muchos de sus compañeros de la generación del 27, como Federico García Lorca o Rafael Alberti. También los poemas de José Silva se acercaban a la esencia del 27; mezclando lo populista y lo más intrínseco en cuanto que plantea una dicotomía entre espíritu y cuerpo, a través de la sensualidad, del erotismo y el desgarro sin compasión.

Gracias a este tipo de propuesta disfruto de la diversidad. La variedad guarda ese sentido de libertad que todavía puede aportarnos el arte. La libertad de crear y difundir las artes sin la necesidad de someterse a nada ni a nadie obligatoriamente. Esta libertad me hace respetar cualquier trabajo artístico e incluso cuando realizo una crítica, intento que se sea constructiva, ya que la asistencia a cualquier experiencia artística no consiste en atentar contra el artista, si no en disfrutar de su obra.


PRIMERA SESIÓN PLENARIA: AL PUEBLO PAN Y CIRCO, Y A FALTA DE PAN...


Cuando la polémica constante esconde las propuestas de los políticos, es indispensable realizar un examen de conciencia y reflexionar si el pueblo de Ceuta merece este tipo de Plenos. Aunque ya lo afirmó Juvenal en su Sátira X a los romanos de la decadencia, Al Pueblo pan y circo, y a falta de pan, ya se sabe… Entiendo que Ceuta no necesita a un Caballas en repetidas pataletas indisciplinadas con un ansia terrible de captar la atención de cualquiera que pueda realizar un titular para los medios, además tanto que conocen el Reglamento de la Asamblea, deberían tener en cuenta que en su Artículo 15 se expresa la obligación de colaborar en el correcto uso de los debates y trabajos parlamentarios, evitando su obstrucción. Tampoco Guillermo Martínez estuvo muy acertado, con una cierta incapacidad comunicativa, ya sea por los nervios de estrenar función de portavoz o por esa regla política de hablar sin significar. En estos momentos, no sería justo incluir en esta escueta crónica circense (siéntase mi total respeto al mundo del Circo) a José Antonio Carracao, realizó una digna oposición,  un poco desidioso, tal vez por no querer entrar en el juego de los que batallan sin atender a las necesidades objetivas de los ciudadanos. 

Una vez recogido lo anecdótico del comportamiento de los políticos ceutíes, me gustaría realizar una reflexión sobre uno de los puntos tratados en la primera Sesión Plenaria de la legislatura, la creación de Comisiones Informativas, o metamorfoseada en Comisiones de Estudio por el portavoz del grupo socialista, teniendo en cuenta los ámbitos más angostos para Ceuta, como pueden ser el paro, la contratación municipal, y espero que educación, aunque algunos afirman que son escasas las competencias en dicha materia, tal vez porque no hayan entendido que no sólo se educa en los centros. En un primer momento pensé que Carracao debería haber propuesto la creación de Comisiones de Estudio, no la convocatoria de Junta de Portavoces para decidir este asunto, pero una vez realizada la relectura del Reglamento de la Asamblea, he de confirmar que se necesita el previo parecer favorable de la Junta de Portavoces para acordar dichas comisiones.

Realmente es una buena propuesta el tratar de dotar al gobierno de la entrada de expertos en diferentes materias, que puedan ejecutar un análisis exhaustivo de las propuestas necesarias para poner solución en los diferentes ámbitos.  Si se consigue que pueda haber agentes externos será un logro para la democracia participativa. Pero el Reglamento es muy ambiguo en la composición de dichas Comisiones, en el Artículo 38 se afirma que la creación de las Comisiones contendrá el objeto de estudio, la composición, y reglas de funcionamiento y organización. Pero si se tiene en cuenta el articulado previo que establece la composición de las Comisiones de forma general, no se nombra la posibilidad de la entrada de agentes externos con capacidad de decisión, simplemente de colaboración. 

Todo el Reglamento parece un blindaje para negar la intervención de agentes externos (el pueblo). Parece obstruirse la capacidad de toma de dediciones por parte de los ciudadanos en asuntos que nos afectan, como si los políticos “electos” tuvieran más capacidad intelectual que los demás ciudadanos de Ceuta. Por otro lado, comprendo que no sería necesario la creación de Comisiones de Estudio si las Consejerías estuvieran constituidas por expertos intelectuales, pensadores activos, personas informadas y no desinformadas. Si terminan creándose este tipo de Comisiones en cierta forma será reconocer que las personas que forman las Consejerías adolecen de capacidad resolutiva, eso sí, capacidad circense toda y más.